Nos acompañó ANGÉLICA, su mamá, que nos contó un cuento muy chulo antes de sentarnos a devorar la riquísima tarta de Spiderman que nos trajo.
Después, y con más nervios todavía, la improvisada discoteca. Nos costó tranquilizarnos un poco antes de hacerle a Óliver nuestros dibujos-regalo.
Un día muy divertido y un poco "loco"... pero para eso están los días especiales.
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